La cita de la playa
contaba tres detalles de la magia
y cuatro
con la encerrada marsopa, sin dientes
cola grande,
robusta y ahorquillada.
¿Cómo podía la tortuga seguir en su andar
y sus lágrimas?
Alicia debía aprender el camino,
crecer,
y nada era como su vestido
de flores, tan claro.
¿Por qué lloraba tanto como su abuela Berta?
De malaquitas su peineta
arte de caparazón
igual a su amiga mar cercano,
horizonte azul, mañana.
Alicia dentro mío recordaba
zapatitos de charol
de charol con tres botones
o cuatro, algo así,
como la marsopa de cola ancha,
pintada a rayas.
Mi cabeza de Alicia tiene diagonales
y no es pez,
mi cabeza está colada.
La cita contaba avec le dragón dorado
avec las garras
en su mutación constante, confuso,
arpegiadas alas cobrizas
sin dorsales esperanzas
en esa arena que atardece
sin memoria de cangrejos,
la cita en los acantilados balcones
sin geranios
¿dónde los rojos geranios
en las latas de mi antigua casa?
todas las raíces locas vuelan
sin alejarse,
la ruta
sentados en el tronco caído
el del corto tramo
las lágrimas, las ideas revolucionarias,
la vida blanca.
Ah, no había solución de la búsqueda reloj
del día al revés
de a tres y cuatro con la marsopa
y un caldo de palabras,
las manos de la niña mía sobre las faldas.
© 2008 Rosa Buk
La imagen y la música en cada poema fueron elegidas por Rosa Buk, cuando los publicó por primera vez en poesiapura.com