Mirá, Abel, la canilla está inclinada con un punto azul,
la ves? está inclinada y no detiene este cielo nublado
que parece vivir sin tus pajaritos de colores. Hace frío.
Sin embargo, yo siento tu corazón
a pesar que sin señal me dice chau
como si yo fuera un plumerito verde,
o una esquina cualquiera, entendés?
entonces, me voy…
y te saludo dibujando monigotes en el aire,
como si todo estuviera bien…
como humo de avioneta, viste? de esas alquiladas,
pucha! y se me cae en cabriolas invertidas toda la cara.
Las dalias anaranjadas del jardincito nuestro
se me van perdiendo al costado de la ruta. Y lloro.
Un poquito, sabés, porque la canilla inclinada, fijate Abel,
ahora sangra gotitas de hielo por su punto azul.
Ya no puedo más, este tango que viene de la ventana del vecino
me mata, me trepo al bus que se aleja y ronca con su gasoil barato
aturdiéndome, y parece que escribe en el aire:
“no te olvidés… te sigo queriendo…”
Ay, si yo pudiera, Abel… sabés cómo me iría.
© 2008 Rosa Buk
La imagen y la música en cada poema fueron elegidas por Rosa Buk, cuando los publicó por primera vez en poesiapura.com