¿Acaso era yo el pan de mi madre o la confitura de los dioses?
Quizás fui siempre un cúmulo de incertidumbres
y un afán loco de certezas que polvo se esfumaron.
Una hurgadora insobornable y sensible
una sota de iglesia bajo la lluvia,
un ave,
una niña de ojos tristes con la boca sellada.
Fui ojos de lupa, no crean que por mi voluntad,
la vida se presentó en miniatura y magrez
y el conformismo no era mi territorio,
no, no lo era.
Delgada con piernas de alambre de acero
recorrí el mundo sentada en mi casa,
con un libro,
con un sueño,
con un deseo de avión nunca abordado.
Pasillos de las danzas, los coros y las escuelas de arte
conciertos al aire libre, césped y lago en Los Rosedales,
las espaldas húmedas y la Novena agitando el pecho.
Controvertida en el Pop-Art y las cúpulas clásicas de Soldi
las esculturas de Libero Badí y los trajes de la Mesejián.
Poesía en los ojos con tormento y sin él, poesía en el pan
en un domingo nocturno de Parque Lezama y los dioses.
Hoy sé que soy mis memorias, mis lutos y mis nacimientos
soy mi alma de poeta reinstalando el misterio, por siempre.
© 2008 Rosa Buk
La imagen y la música en cada poema fueron elegidas por Rosa Buk, cuando los publicó por primera vez en poesiapura.com